Las 7 frases que indican que un hijo adulto sufre

Foto: de fuentes abiertas

Si escuchas frases de un hijo adulto que insinúan desesperanza o pérdida de sentido de la vida, es importante que no lo dejes pasar por alto

Los padres a menudo sueñan con que, a medida que sus hijos maduren, serán más abiertos y capaces de compartir sus problemas. Pero la realidad es a veces muy distinta: los hijos adultos son distantes, cortos y evitan las conversaciones francas.

En momentos así, es importante darse cuenta de que detrás de esas simples frases puede haber un dolor real que no saben cómo afrontar. Psychology Today reveló que muchos hijos adultos no dicen directamente «me siento mal». En cambio, dejan «migajas» emocionales que un padre o una madre atentos pueden y deben notar.

7 frases que pueden esconder sentimientos profundos

  • «Estoy cansado todo el tiempo (a)». No siempre se trata del sueño. A menudo el agotamiento emocional, la depresión o la ansiedad están detrás de esta frase. Una persona puede sentirse agotada aunque físicamente esté descansada.
  • «No quiero hablar de ello». Esto suena como un rechazo al diálogo, pero en realidad puede ser un miedo a ser malinterpretado o una falta de voluntad para abrir partes vulnerables de uno mismo.
  • «Sólo intento llegar al final del día». Esta es una señal de ansiedad o sentimientos de impotencia. Esta frase indica que el niño está en modo «supervivencia» en lugar de vivir.
  • «Siento que me he quedado fuera de la vida». La comparación con los demás suele generar vergüenza e inseguridad. Los jóvenes pueden sentirse presionados por su carrera, sus relaciones o su situación económica.
  • «De todas formas, no lo entenderías». Suena a rechazo, pero en realidad suele ser un grito de comprensión. Es como si el niño se protegiera de un posible juicio o dolor.
  • «¿Qué sentido tiene?» Una señal alarmante de desesperanza. Tales palabras pueden indicar pérdida de motivación vital e incluso depresión. Es importante no ignorar tales afirmaciones.
  • «Estoy bien». Este es el «escudo defensivo» más común. Cuando la respuesta suena demasiado rápida o distante, la mayoría de las veces esconde una verdadera reticencia a compartir.

Qué pueden hacer los padres

  1. Escucha entre líneas. Presta atención a la entonación, la repetición y el contexto.
  2. Apoya en lugar de presionar. En lugar de consejos, intenta decir: «Veo que esto es difícil para ti. Estoy aquí para ayudarte».
  3. No te lo tomes como algo personal. El desapego a menudo no tiene que ver contigo, sino con el dolor interior del niño.
  4. Frases como «Te quiero» o «Puedes contar conmigo» crean con el tiempo una sensación de seguridad.
  5. Predique con el ejemplo. Tu propia sinceridad y disposición a compartir las dificultades pueden enseñar a tu hijo a hacer lo mismo.

Si oyes frases de un hijo adulto que insinúan desesperanza o pérdida de sentido de la vida, es importante no ignorarlas. En algunos casos, puede ser necesario consultar a un psicólogo o psicoterapeuta.

No olvides que los hijos adultos no siempre saben pedir ayuda. Pero si les escuchas con atención y estás a su lado, puedes ser el apoyo que necesitan.

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