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Las parejas que cultivan estas tres cualidades tienen muchas más posibilidades de mantener viva su relación durante años
En las relaciones, todos tenemos nuestras propias necesidades: algunos queremos más libertad, otros control; para algunos es importante el tono de la conversación, y para otros es cuántas veces os reís juntos.
Sin embargo, los psicólogos y expertos en relaciones de pareja identifican tres componentes universales sin los cuales ninguna relación puede mantenerse fuerte y armoniosa a lo largo del tiempo.
Son la amistad, la ternura y el apoyo emocional.
Amistad
Ya desde la infancia, una persona necesita compartir emociones e impresiones con los demás. A medida que crecemos, esta necesidad no hace más que aumentar y se vincula estrechamente al sentimiento de pertenencia, al deseo de formar parte de «nosotros». Cuando hay amistad en la pareja, hay confianza, paz interior y seguridad: sabemos que estamos con «nuestra» persona.
Ternura
Todo el mundo anhela sentirse querido, especialmente en las relaciones románticas. El amor no sólo se demuestra con palabras, sino también con tonos de voz, miradas y pequeños gestos de atención. Cuando una pareja da cariño, nos sentimos necesitados, marcados y valorados. Esto genera confianza tanto en nosotros mismos como en la relación que construimos juntos.
Apoyo emocional
La vida es imposible sin estrés, pérdidas, ansiedad y tensión. En esos momentos es especialmente importante sentir que hay una persona cerca que apoya, escucha y no juzga. Anima y ayudará a encontrar la fuerza para seguir adelante. Ese apoyo hace que la pareja sea más estable y ayuda a superar las dificultades externas sin destruir el vínculo interior.
Las parejas que cultivan estas tres cualidades tienen muchas más posibilidades de mantener su relación durante años. Pero esto sólo es posible con una condición: que ambos miembros de la pareja hagan un esfuerzo equivalente. En una relación sana, todos deben sentirse escuchados, respetados, valorados y aceptados. Porque si desaparece uno solo de estos elementos, desaparece también el sentimiento de intimidad, dando paso al resentimiento y la decepción.
